A mis amigas les va a gustar esta anécdota, porque hace mucho que no la recordamos. ¿Sabes esos momentos que sientes que recuerdas con total claridad… pero en realidad es solo por la cantidad de veces que se han contado? Tantas que ya está modificadísimo y nadie puede llegar a saber cómo fue realmente.
Bueno este es uno de esos recuerdos. Lo repetíamos cada año hasta terminar el colegio.
Toda nuestra clase -quien dice toda, dice 20 personas- pasamos un par de noches en una especie de albergue en Gredos. Íbamos a hacer actividades con la naturaleza o lo que ahora me parecería una especie de teambulding1 . Nos acompañaban 2 profesores.
Hubo una noche, la típica noche en la que nuestras hormonas adolescentes deciden montar una fiesta en medio de la sierra, en la que no podíamos parar de reírnos, de hablar, de movernos de una habitación a otra. Javier, uno de los profesores, no pudo aguantar un minuto más de revolución hormonal e irrumpió muy serio en la habitación:
“Todas a ponerse las zapatillas. Salimos a pasear”.
Nos pareció tremendo planazo. Eran las 4 de la mañana (seguro que eran las 10, pero a esto es a lo que me refiero con que es inchequeable y es la magia de contar las anécdotas cada vez con un matiz diferente para hacerlas más épicas aún) y salíamos a pasear por el bosque con todas nuestras amigas.
No se veía nada, pero por la mañana habíamos tenido un taller de orientación en ese mismo bosque en el que nos enseñaban a guiarnos únicamente con la naturaleza, en caso de perdernos. Recuerdo que nos enseñaron que el musgo suele crecer en el lado que recibe menos luz solar y tiene mayor humedad, y que generalmente eso indicaba el hemisferio norte. También que si tienes un reloj analógico y apuntas la manecilla horaria hacia el sol, la bisectriz entre la manecilla y el número 12 señalará el sur (mentira; esto último lo he mirado en internet, pero también podríamos añadirlo a la historia para un plus de heroicidad).
Más tarde nos enseñaron a movernos con una brújula y con un mapa. A mi me gustó el mapa, recuerdo.
Y esa noche, mientras caminábamos y no se veía nada, imaginé que sostenía ese mapa, pero en blanco. Solo estaban dibujados los bordes. Sabía que había terreno por explorar, pero no había caminos trazados, ni señales, ni relieves, ni indicaciones.
Todo esto para contaros que me he dado cuenta de que me siento así en este momento de nuestras vidas (y digo nuestras porque asumo, o más bien espero, que la mayoría de vosotros esté conmigo en esta): los que estamos en nuestros ✨mid 20’s✨ o en los ✨30’s que son los nuevos 20’s ✨2. Por romantizar un poco.
Siento que estoy en el medio del bosque, de noche, con un frontal encendido y con un mapa en blanco, teniendo que decidir donde ir.
Muchas veces me empeño en dibujar todos los caminos posibles. Trazando con escuadra y cartabón. Diseñar la ruta más eficiente para llegar al final evitando que no nos den las 7 de la mañana sin haber dormido. Trato de recordar toda la teoría que me han enseñado de orientación y supervivencia. Le doy mil quinientas vueltas hasta que llego a la conclusión de que no sé y no voy a saber hasta que no empiece a caminar.
Entonces levanto la vista, alumbro alrededor con el frontal y ahí están mis amigas: cagadas de risa, igual de perdidas que yo, unas más preocupadas que otras, pero todas con la certeza de que sea como sea, vamos a encontrar la salida. Si total, aun son las 10, queda mucha noche.
Y no solo vamos a encontrar la salida.
Sino que vamos a disfrutar del camino. De la compañía, de las risas, del cansancio bueno que te deja el avanzar. De equivocarnos de dirección, darnos cuenta tarde y tener que volver atrás. De probar atajos que no llevan a ninguna parte, pero que nos regalan historias.
Y también de poner en práctica -a nuestra manera- todo eso que un día nos enseñaron: cómo mirar el musgo, usar el mapa.
Porque al final se trata de eso: aprender caminando y no dejar de caminar mientras se aprende.
Este año he visto los documentales de Alcaraz y de Aitana y ambos tienen una cosa en común: ninguno sabe a ciencia cierta si lo que hacen es “su camino” (me dejó relativamente tranquila, no os voy a mentir).
Alcaraz dice que quiere hacerlo pero “a su manera”.
Aitana dice que no tiene claro por qué se dedica a eso.
A él le tocó Barbie tenista. A ella Barbie pop star.
Pero lo que todos tenemos en común es que no nos gusta sacrificar lo que somos ni por todo el reconocimiento del mundo.
Tenemos mucho más claro lo que somos de lo que nos pensamos y es que, en definitiva: somos humanos. Muchas veces nos abrumamos por lo que se espera de nosotros, incluso por lo que nosotros esperamos de nosotros mismos después del bombardeo de información constante al que estamos sometidos. Pero somos una generación que trata de romper patrones, que busca autenticidad, que trata de encontrarse porque sabe que es posible.
Caminar con un mapa en blanco no significa estar perdidos. Significa que estamos dibujando algo propio. Y eso, aunque no lo parezca, ya es encontrar sentido.
Como dijo Victor Frankl: el hombre es el ser que siempre decide lo que es.
Así que, por todo esto, yo voto por que nos animemos a crear caminos.
A uno quizás le viene mejor saltar de roca en roca, porque disfruta la adrenalina.
A otro le puede gustar hacer zigzag porque tiene fomo3 y así no se pierde de nada.
Otro irá lento, parando para estudiar el musgo.
Encuentra tu forma de caminar. Pero camina!!
¿Te has sentido así últimamente, un poco perdido/a pero con ganas de accionar? ¿Qué mapa estás dibujando? Cuéntame, me encantará leerte.
Te leo en los comentarios, por mail o en Instagram (@albaserrano.es). Qué suerte caminar este bosque acompañada 🌙
Gracias por llegar hasta el final. Si crees que puede llegar a ser enriquecedor lo que leas aquí, me encantaría que te quedaras. Puedes suscribirte para recibir cada nueva newsletter los domingos directamente en tu bandeja de entrada y acompañarme en este camino:
Com mucho amor,
Alba🌱
teambuilding: es una palabra en inglés que se usa para describir actividades que ayudan a fortalecer la relación entre personas que trabajan o estudian juntas.
“mid 20’s” o los “30’s que son los nuevos 20’s”: con mid 20’s me refiero a la edad entre los 23 y 28 años más o menos. Y con “los 30 que son los nuevos 20” a que muchas personas de 30 están empezando cosas que antes se esperaban a los 20.
fomo: son las siglas en inglés de Fear Of Missing Out, que significa “miedo a estar perdiéndote algo”. Es esa sensación incómoda de pensar que hay otros planes, oportunidades o caminos mejores que el que estás viviendo… y no querer perderte ninguno.
Buenisima reflexion albita! Para mi no hay mejor momento para tener un mapa en blanco que ahora!
👏🏼👏🏼👏🏼 hay dos maneras de ir por la vida. Sabiendo dónde vas sin apreciar el camino o disfrutando de la belleza del camino sin pensar en la meta. Todos miramos alrededor creyendo que el otro camino podría haber sido mejor alternativa. Elijas lo que elijas, aprécialo como si fuera el milagro de la vida.